Midas, dinero, inflación y estabilidad
La imprenta como arma de destrucción masiva
El dinero permite resolver de forma elegante el problema de los intercambios que no se podían resolver haciendo trueque ya que hay una diferencia entre lo que se daba y lo que se recibía. Este problema a lo largo de la historia se ha resuelto de muy diversas formas:
- Promesas de pago que registraban esa deuda pendiente de cancelación que permitía realizar el intercambio. Por ejemplo marcas en una caña (Sumeria) o anotaciones en tablillas de barro
- Objetos que representan el resultado de deuda en un intercambio. Por ejemplo conchas de mar (norte de áfrica), piedras agujereadas (islas Carolinas), trozos de metal grabados de cierta forma (monedas) o trozos de papel con cierto grabado (billetes).
Muchas civilizaciones consideraron que era buena idea crear monedas construidas con metales escasos y preciosos, lo cual permitía tener un valor estable a lo largo del tiempo. Sin embargo, luego se tendió a usar materiales baratos que permitían ajustar de forma dinámica su valor. Esto es lo que ocurre en el momento actual. Tenemos Estados que emiten dinero. A el valor de todo el dinero emitido se le llama masa monetaria. Esta cantidad suele está relacionada con el PIB (Producto Interior Bruto) ya que cuanto más produzca un Estado, más facilidad tendrá para emitir moneda sin que caiga su valor.
Supongamos que la masa monetaria es igual al PIB. Si mantenemos la masa monetaria constante, a medida que sube/baja la producción nacional (PIB), el poder adquisitivo de la moneda subirá/bajará. En la dinámica del mercado, un fabricante o proveedor de servicios puede tomar la decisión de subir los precios ante un aumento de la demanda de lo que produce, por lo que el precio de ese producto se inflará. Esto será coyuntura, pues con el tiempo la fábrica, o la competencia aumentará la producción buscando mayor ganancia y, como consecuencia, aumentará la oferta y el precio volverá a bajar al haber más productos en el mercado. En este caso, el único cambio habrá sido el aumento de la producción. Si por el contrario disminuye la demanda de cierto productos, lo hará también los precios, lo que producirá una reducción de la producción o incluso eliminarse por completo, si la demanda sigue bajando. A este mecanismo se llama inflación y deflación coyuntural.
Además de este mecanismo existe otro mecanismo que se produce por la decisión unilateral de los que emiten las monedas. Si se aumenta la masa monetaria se deprecia la moneda. A este tipo de inflación se le llama inflación subyacente o estructural. Cuando aumenta la masa monetaria se resta crédito al dinero. El compromiso entre las partes se altera mediante el fraude por pérdida de valor.
Como ejemplo en 1852 había una moneda de grandes dimensiones de cincuenta dólares y que pesaba una onza de oro. Hoy día el precio de una onza de oro es de 2000 dólares. Por tanto, a lo largo de un siglo y medio el dólar se ha devaluado cuarenta veces (2000/50=40). Sin embargo, la depreciación va más allá. Desde 1852 el PIB de EEUU se ha ido incrementando año tras año la productividad (motores, informática, energía, aumento de la población...) por lo que se debería haber podido comprar más con el mismo dólar. Sin embargo, ha sucedido todo lo contrario. Haciendo números, desde 1852, tomando como referencia el valor de algo tangible como una casa, ha hecho que en 170 años el valor del dinero se ha depreciado 500 veces más de lo que ha aumentado la producción del país.
Cuando se emiten nueva moneda los bancos suelen subir los intereses, para acaparar más monedas que compense la pérdida de valor de la moneda. El motivo que se esgrime para subir los intereses es frenar el alza de los precios pero no es correcto. Esto además alarga el período inflacionario, pues con intereses más altos se frena la inversión y, por tanto, la producción, lo que conlleva a un prolongación de la crisis inflacionaria.
Supongamos que la masa monetaria es de 4 billetes y tenemos dos personas donde una produce pan y otra leche. Cada persona tiene dos billetes. Si se aumenta la masa monetaria a 12 billetes, y se los presta a los otros dos sin que haya aumentado la producción del pan ni de la leche. La nueva subida producirá una subida del precio del plan y de la leche a 6 billetes. Además los productores tendrán que pagar los intereses del préstamos. La única manera de bajar los precios será incrementar la producción. Si logran triplicarla a 3 panes y 3 litros de leche, el precio se restablecerá como al principio, a 2 billetes por unidad de producto.
La imprenta supuso una gran posibilidad para aumentar masa monetaria de los Estados. A partir de ella se pudo aumentar la producción de moneda en cuestión de horas. Esta herramienta ha sido usada por muchos gobiernos para confiscar riqueza. La estrategia siempre ha sido negación inicial, admisión de que es moderada y finalmente culpando a un tercero (nazismo->judíos, jacobinos->panaderos, Unión Soviética->Estados Unidos, Estados Unidos->precio del petróleo, Unión Europea->conflictos bélicos provocados por Rusia). Si una moneda pierde su valor (crédito) el resto de las instituciones se vendrá abajo ya que no se puede establecer ninguna relación de confianza.
Por otro lado, cuestiona el papel del Estado como impotente a la hora de tomar las decisiones más acertadas para ofrecer bienestar a los ciudadanos. El interés por trabajar, que es la intención de crear riqueza, es inversamente proporcionar a la cantidad de dinero que un gobierno recauda mediante impuestos. Para ello pone como ejemplo China:
A mediados del siglo XX el banco central de China ofrecía préstamos que ningún compatriota deseaba solicitar. Los ciudadanos no tenías motivación ya que como no podían conseguir propiedad, los ciudadanos no se esforzaban, no colaboraban y, sobre todo, no se arriesgaban. China admitió por primera vez que la propiedad y su intercambio mediante un precio acordado en libertad era el único mecanismo que asignaba los recursos de una manera más eficiente que la que podía ofrecer el Estado. Millones de decisiones individuales eran coordinadas por los precios de tal manera que conseguían asignar recursos escasos con sus alternativos de forma mucho más eficiente que el partido que gobernaba. Como consecuencia China provocó un crecimiento espectacular.
Una de las razones de la eficiencia de los ciudadanos en la administración del dinero frente al Estado, pese a que el estado puede manejar mejor información, está en que el esfuerzo para obtener recursos hace que este sea más capaz a la hora de valorar adecuadamente la posibilidad de perder lo ganado. Esto explica el dicho popular aplicado a las empresas familiares "Los abuelos crean las empresas, los hijos las mantienen, los nietos las hunden". La cuestión es que los nietos, al no adquirir ningún sentimiento asociado a su fortuna, no puede valorar los riesgos de su ganancia, ni tampoco conoció la satisfacción del éxito como lo conoció su abuelo. En la administración pública es todavía peor pues la negligencia del administrador no menoscaba su patrimonio. Por tanto el aprecio de lo público es despreciativo, tiende al desdén y, en muchas ocasiones a la displicencia y el despilfarro.