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Midas, El poder de la oligarquía económica

¿Donde fueron a parar una gran parte de nuestros impuestos en la crisis de 2008?

En este capítulo el autor muestra como la propiedad de las grandes empresas, a partir de la política de la Reserva Federal, está tendiendo a que sea controlada por unas pocas personas que acaban controlando la economía y, desde ahí, a controlar la sociedad.

Por volúmenes de activos, los tres grandes fondos índice (replican el comportamiento de un determinado índice del mercado, ej S&P 500, IBEX 35, el Eurostoxx 50 o el Nikkei 225 adquiriendo al menos el 5% de las empresas que forman el índice en cuestión) son Vanguard, BlackRock y State Street. Vanguard posee la principal participación tanto de BlackRock, como de State Street. Tradicionalmente estos fondos eran pasivos pero se han comenzado a convertirse en activos interviniendo en los consejos de administración de las empresas en las que participan.

A comienzos del siglo XXI estos tres fondos no se encontraban entre los mayores fondos de inversión del mundo. Su gran crecimiento se produjo con la emisión continua de dólares de la Reserva Federal, en especial desde la crisis de 2008, Entre 2009 y 2013 los fondos atrajeron 892.000 millones de dólares, que fueron el 45% de las entradas totales de activos de los fondos de inversión durante ese periodo. De 2014 a 2018 estos fondos continuaron recibiendo dinero. En concreto más del doble de entradas de dinero que en los cinco años anteriores. Como resultado la proporción de las acciones de las principales empresas del mundo en sus manos ha pasado del 5,2% en 1998 al 20,5% en 2017. En 2007 Vanguard tenía más del 5% en tan solo 15 empresas del S&P 500 . En 2017 Vanguard poseía ese porcentaje en todas las empresas del índice. Lo mismo sucedió con BlackRock y State Street triplicaron sus porcentajes accionariales respectivos en el índice durante el mismo periodo. En el periodo 2007 a 2017 el número total de posiciones de dichos fondos se ha quintuplicado.

El poder de voto de los fondos en los consejos empresariales es aún mayor de lo que sugeriría la proporción de acciones que gestionan, porque muchos accionistas minoritarios no votan. Se calculan que actualmente en promedio el 25% del total de votos activos se encuentran en manos de estos fondos. La tendencia es que este porcentaje sigue creciendo. La disposición de todas estas acciones hace que estos fondos tengan la capacidad de tomar decisiones cruciales en las empresas produciendo la mayor concentración de control económico y de toma de decisiones estratégicas de las principales sociedades mercantiles.

La Ley de Sociedades de Inversión requiere la imposición de límites en el porcentaje de acciones en una empresa, no exige ningún requisitos en el número de fondos patrocinados o asesorados por un mismo gestor en una empresa determinada. Tampoco hay ninguna prohibición legal para que una empresa de asesoramiento vote, supervise o interactúe con una determinada empresa de cartera en nombre de todos sus fondos de una manera idéntica y coordinada. Por ejemplo en Apple, Vanguard posee colectivamente el 6,3% de sus acciones (aunque ninguno de sus fondos tiene más del 2%) BlackRock es propietario del 6% y State Street posee poco menos del 5%. En Apple una fracción significativa de accionistas minoritarios no votan. Como resultado el 17% en realidad se transforma en un 25% de poder de votación.

El resultado de todo esto es que estamos yendo hacia un mundo en donde la mayor parte del capital social de las grandes empresas será propiedad de un reducido número de instituciones. Esas instituciones a su vez están controlados por un pequeño número de familias formando así una oligarquía que controlará la elección de los puestos relevantes de las empresas. De esta forma esa oligarquía influirá en las decisiones de las grandes empresas. Debido a la importancia de esas empresas esa influencia es, y será más aún más en el futuro, determinante en la economía y la sociedad.

Estos fondos delegan la autoridad de voto en un comité de supervisión en la administración de inversiones. A su vez, el Investor Stewardship Group (ISG) es un colectivo de dieciséis grandes administradores de activos, que incluye a Vanguard y a BlackRock, cuya finalidad es establecer un marco para las normas de administración y gobierno corporativo.

Como ejemplo de la influencia de estos fondos indica los movimientos de BlackRock para incluir en empresas participadas de todos los sectores económicos iniciativas ideológicas como:

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