Morozov, desconexión digital
¿De veras quieres salirte del mundo digital? Me temo que te va a costar...
Autor: Evgeny Morozov
Publicación: Originalmente en The Guardian el 19 de febrero de 2017. Traducción al español incluida en el libro "Capitalismo Big Tech ¿Welfare o neofeudalismo digital?" Evgeny Morozov. Ed. ENCLAVE DE LIBROS 2018
En este artículo se analiza las consecuencias y limitaciones de los movimientos regulatorios que algunos paises (Ej. Francia, Corea del Sur, Filipinas) y empresas (Ej. Volkswagen y Daimler) se están realizando para proveer Derechos digitales de la desconexión digital.
Indica que el derecho a la desconexión digital solo afecta al ámbito laboral de las empresas tradicionales. No afecta a otras presiones para que la conexión sea permanente. Por ejemplo:
- No se aplica a la cantidad de datos que producimos en nuestra vida diaria. Muchas empresas nos ofrecen tarifas más baratas si les damos permiso de acceso a esos datos. No hacerlo tiene consecuencias que solo algunos pueden permitirse. Por ejemplo, aseguradores de coches nos pueden dar seguros más baratos si les damos acceso a esos datos, empresas financieras nos conceden préstamos más baratos si compartimos datos con ellos o incluso los agentes fronterizos de Estados Unidos nos piden informes en las redes sociales so pena de perder más tiempo en la frontera para verificar que nuestras intenciones son pacíficas.
- En el mundo actual cuando usamos los servicios digitales de forma personal también estamos trabajando ya que nuestros propios datos que estamos produciendo son de gran valor económico. Por esa razón muchas plataformas digitales están diseñadas, y optimizadas, a través de la prueba con millones de usuarios. Para atrapar nuestra atención y que les demos la mayor cantidad posible de datos. La intención es crear una adicción duradera que repercute incluso en el tiempo que deberíamos dedicar a nuestros empleadores formales. Para evitar estas adicciones se han puesto en el mercado distintas aplicaciones que limitan nuestros accesos, aplicaciones de mindfulness que nos ayuden a tolerarlo, o incluso centros de desintoxicación.
- En los trabajos de la llamada economía gig, como por ejemplo conductor de Uber o repartidos de Deliveroo, la desconexión digital es solo una quimera. En este tipo de economía, con horarios flexibles y precariedad laboral, para ganarse la vida dignamente es necesario trabajar muchas horas y estar disponible en todo momento. Rechazar solicitudes en horas inoportunas podría dañar la clasificación en la plataforma y dar motivos para ser a su vez rechazados. Por tanto, en los trabajadores de la gig economy la propia dinámica de la plataforma es tal que una desconexión de verdad es estructuralmente casi imposible ya que solo se puede tener éxito si está siempre listo y dispuesto para el siguiente trabajo. Esto provoca la paradoja de que los trabajadores que están bien protegidos, adquieren beneficios adicionales, mientras los trabajos precarios se viola ese derecho tan a menudo como es posible.
Como conclusión tenemos que para tener una desconexión digital realista tenemos que estar dispuestos a soportar un coste económico al que solo algunos tienen acceso.