Morozov, negocio y caridad
Rockefeller donó dinero en subvenciones no reintegrables ¿Podemos decir los mismos de los barones tecnológicos actuales?
Autor: Evgeny Morozov
Publicación: Originalmente en The Guardian el 16 de octubre de 2016. Traducción al español incluida en el libro "Capitalismo Big Tech ¿Welfare o neofeudalismo digital?" Evgeny Morozov. Ed. ENCLAVE DE LIBROS 2018
Morozov indica que los multimillonarios capitalistas de la era industrial (David Rockefeller, Henry Ford o Andrew Carnegie). Por un lado, saqueaban el mundo obteniendo recursos naturales y, por otro lado, donaban gran parte de su riqueza a la caridad. Por supuesto, las organizaciones a las que donaban su capital no eran neutrales ni apolíticas y raramente emprendían proyectos en desacuerdo con la política exterior de Estados Unidos y compartían sus inclinaciones y premisas ideológicas. Estos multimillonarios diferenciaban claramente entre lo que daba la riqueza y lo que, aunque fomentara sus objetivos políticos, no iba a dar beneficios económicos. Se podía distinguir entre el negocio y la filantropía.
Sin embargo, esto no sucede así en el caso de los magnates de las empresas tecnológicas. No podemos comprender del todo lo que hay detrás de las inversiones de estos multimillonarios, si un motivo de lucro o un genuino deseo de ayudar. Como ejemplo pone las inversiones en empresas que "ayudan a ampliar las oportunidades educativas de países en vías de desarrollo" como son:
- Inversión de Zuckerberg (Meta) y Pierre Omidyar (eBay) en Andela, empresa ubicada en Nigeria dedicada a la formación de programadores
- Inversión de Zuckerberg (Meta) en BYJU, aplicación dedicada a la enseñanza de ciencia y matemáticas basada en la enseñanza personalizada, la cual solo puede ser posible cuando se registran y analizan grandes cantidades de datos
- Inversión de Zuckerberg (Meta) en Summit Basecamp, también dedicada a la enseñanza personalizada.
- Inversión de Zuckerberg (Meta), Bill Gates (Microsoft) y Laurene Powel Jobs, viuda de Steve Jobs (Apple) en AltSchool, startup de enseñanza personalizada que usa en sus aulas cámaras y micrófonos para que cualquier fallo inherente al proceso de aprendizaje pueda ser analizado y rediseñado. AltSchool quiere expandirse vendiendo licencias del software de sus escuelas a otras escuelas.
En todas estas iniciativas el aprendizaje resulta muy beneficioso para las necesidades de las empresas de los propios gigantes tecnológicos.
Si la lógica de los multimillonarios de la era industrial era expiar los pecados del capitalismo rapaz, la lógica de los nuevos magnates es convenceros de que el capitalismo rapaz, totalmente desatado, hará mucho bien.
Por un lado, los multimillonarios de las nuevas tecnologías pagan muy pocos impuestos, lo que evita la innovación. Por otro lado dan al sector privado una ventaja sobre las tecnologías que poseen y desarrollan garantizándose en la práctica que el público prefiera soluciones tecnológicas sofisticadas pero privatizadas en lugar de las políticas